Pro 24:3 Con sabiduría se edifica una casa,
Y con prudencia se afianza;
Bendiciones al Creador, y a tu vida.
PORCIÓN DIARIA DE MANÁ
Parashá 38 Kóraj
Números 16:1 – 18:32
Por Dr. S. K. Blad
Quinta aliyá, 17:1-9 (17:16-24 heb.)
17:2 (17:17 heb.) “Habla a los hijos de Israel y toma de ellos una vara por
cada una de las casas paternas: doce varas de todos los jefes conforme a sus
casas paternas. Y escribirás el nombre de cada uno en su vara,” – HaShem tomó
la decisión de mostrar, mediante una obra sobrenatural, quién fue escogido para
estar delante de Su presencia, para así disminuir las quejas de los hijos de
Israel contra el liderazgo. Con esta obra HaShem manifestó que Aharón no había
sido instalado en el puesto de Sumo Sacerdote por Moshé, sino por Su mandato.
Un palo muerto, usado como vara, recibió nueva vida para mostrar la autoridad
del liderazgo. Lo que verdaderamente manifiesta si un líder espiritual ha sido
puesto y es respaldado por HaShem, es si el poder de la resurrección opera
mediante su ministerio. De la misma manera la resurrección es la evidencia de
que Yeshúa HaMashiaj ha sido puesto por el Eterno como el Sumo Sacerdote
celestial y Juez sobre vivos y muertos, como está escrito en Hechos 2:36:
“Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Yeshúa a quien
vosotros crucificasteis, Elohim le ha hecho Señor y Mesías.”
En Hechos 17:31 está escrito:
“porque Él ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia,
por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a
todos los hombres al resucitarle de entre los muertos.”
Cuando esta resurrección haya sido manifestada a todo el pueblo de Israel,
cesarán las quejas contra Yeshúa.
Sexta aliyá, 17:10 – 18:20 (17:25 – 18:20 heb.)
18:1 “Entonces HaShem dijo a Aharón: Tú y tus hijos, y tu casa
paterna contigo, llevaréis la culpa en relación con el santuario; y tú y tus
hijos contigo llevaréis la culpa en relación con vuestro sacerdocio.” – En el
capítulo 18 el sacerdocio es reafirmado como una respuesta al temor del pueblo
cuando dijo “todos moriremos al acercarnos al santuario”, cf. 17:12-13. Sólo
los sacerdotes y los levitas podrán ejercer el ministerio en el santuario. El
pueblo podía entrar en el atrio, pero no acercarse al altar ni entrar en el
lugar santo. Los sacerdotes tienen que llevar la culpa de los pecados de los
hijos de Israel, en cuanto al Santuario. El sacerdocio es responsable del puebld,
tanto par enseñar para que el pueblo no peque, como para expiar cuando el
pueblo peque. Según Rashí, se está refiriendo a la responsabilidad que cae
sobre los sacerdotes de advertir cualquier lego que pudiera llegar a tocar los
objetos sagrados.
18:12 “Todo lo mejor del aceite nuevo y todo lo mejor del mosto y del
cereal, las primicias que presenten a HaShem, te las daré a ti.” – Todo lo
mejor es entregado al Sacerdote, como representante del Eterno. Para dar
ofrendas hay que dar de lo mejor. Una ofrenda agradable tiene que costar. La
palabra hebrea que ha sido traducida como “primicias” es “reshit”. Es la misma
palabra que aparece en Génesis 1:1 como la primera palabra de la Torá. El
Mesías es el “Reshit”,[3] las
primicias de toda creación, cf. Juan 1:1-3; 1 Juan 1:1; Colosenses 1:15-16;
Revelación 3:14.
18:13 “Los primeros frutos maduros de todo lo que hay en su tierra, que
traigan a HaShem, serán tuyos. Todo el que esté limpio en tu casa podrá comer
de ello.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “primeros frutos” es
“bikurim”.
En 1 Corintios 15:20 está escrito:
“Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los
que durmieron.”
Aquí se habla de la resurrección de Yeshúa como “primicias”, aludiendo al
bikurim de los productos de la tierra de Israel. Esto nos enseña que por medio
de la resurrección, Yeshúa se entregó como una ofrenda al Padre y a los hombres.
18:14 “Toda cosa dedicada en Israel, será tuya.” – En el Talmud[4] se
mencionan 24 donaciones que los israelitas separan para los sacerdotes, diez de
ellas son comidas por los sacerdotes en el atrio del templo, cuatro son comidas
en toda la ciudad de Yerushalayim y diez son comidas en cualquier ciudad de la
Tierra de Israel.
Sacrificios consumidos en el área del templo:
1. Partes de un animal terrestre sacrificado
por el pecado.
2. Partes de un ave sacrificada por el
pecado.
3. La ofrenda por la culpa.
4. La ofrenda por la culpa pendiente.
5. Partes de los sacrificios de paz de la
asamblea en Shavuot, cf. Levítico 23:19.
6. El remanente del log de aceite usado para
purificar a un leproso, cf. Levítico 14:10ss.
7. Los dos panes ofrendados en Shavuot, cf.
Levítico 23:17.
8. El pan de la proposición, cf. Éxodo 25:30;
Levítico 24:5-9.
9. El remanente de las ofrendas de harina.
10. El remanente de la ofrenda del omer, cf.
Levítico 23:10.
Sacrificios consumidos en la ciudad de Yerushalayim:
11. El resto del animal primogénito macho
doméstico kasher que fue sacrificado sobre el altar.
12. Las primeras frutas (bikurim).
13. Partes de la ofrenda de acción de gracias
y el carnero del nazareo, cf. Levítico 7:11-14; Números 6:19.
14. Las pieles de los sacrificios, cf.
Levítico 7:8.
Sacrificios consumidos en cualquier ciudad en Erets Israel:
15. La porción separada de la cosecha
(terumá).
16. El diezmo del levita (entregado al
sacerdote del diezmo que ha recibido).
17. La torta separada de la masa (jalá).
18. La primera lana del esquileo.
19. El hombreo, quijadas y estómago de todo
animal que es faenado (aunque no es un sacrificio).
20. El dinero para la redención de un hijo
primogénito (pidyón habén), cf. Números 18:15-16.
21. La redención por el primogénito de un
burro, cf. Éxodo 13:13.
22. Un campo consagrado que no ha sido
redimido dentro de su tiempo asignado, cf. Levítico 27:16-21.
23. Un campo dedicado como “jerem”, propiedad
de los sacerdotes, cf. Números 18:14.
24. Propiedad robada de un converso y
regresada por el ladrón después de que el converso hubo fallecido no dejando
herederos, cf. Números 5:7-8.
18:15-16 “Todo lo que abre la matriz de toda carne, ya sea hombre o animal,
que presenten a HaShem, será tuyo; sin embargo, el primogénito de hombre
ciertamente redimirás, y el primogénito de animales impuros redimirás. En
cuanto a su redención, de un mes los redimirás, según tu valuación, por cinco
siclos en plata, según el siclo del santuario que es de veinte geras.” – El
primogénito de los hombres tiene que ser redimido con dinero, a partir de los
30 días de edad. En Lucas 2:22 está escrito que los padres de Yeshúa cumplieron
este mandamiento, a partir de los 40 días de la edad del niño.
18:19 “Todas las porciones separadas (terumá) de las cosas
consagradas, que los hijos de Israel ofrezcan a HaShem, las he dado a ti, a tus
hijos y a tus hijas contigo, como porción perpetua; es un pacto permanente de
sal delante de HaShem para ti y para tu descendencia contigo.” – La sal nunca
pierde su fuerza, por eso es usada como señal de pacto.
En Mateo 5:13 está escrito:
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida,
¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada
fuera y pisoteada por los hombres.”
La sal no puede perder su fuerza pero puede ser mezclada con arena y así
pierde su fuerza. La arena simboliza los conceptos humanos. La sal representa
la paz perpetua, según Marcos 9:50, donde está escrito:
“La sal es buena; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la
sazonaréis? Tened sal en vosotros y estad en paz los unos con los otros.”
Séptima aliyá, 18:21-32
18:21 “Y he aquí que yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en
Israel por heredad, a cambio de su ministerio en el cual sirven, el ministerio
de la tienda de reunión.” – El diezmo, en hebreo “maaser”, es la parte de los
productos agrícolas que hay que separar una vez al año y entregar a sus
respectivos destinatarios. Hay tres tipos de diezmo: el primer diezmo, en
hebreo “maaser rishón”, el segundo diezmo, “maaser shení”, y el diezmo del
pobre, “maaser aní”.
1. En primer lugar se separa la terumá, “la
porción separada” que se entrega directamente al sacerdote. La cantidad oscila
entre 1.7 – 2.5 % (1/60 – 1/40) del producto.
2. En segundo lugar se separa el maaser
rishón, que es el 10 % de lo que queda del producto, y se entrega al levita. El
levita, a su vez, separa el diezmo de lo que recibe, que se llama “terumat
maaser”, y lo entrega al sacerdote, cf. Números 18:26.
3. En tercer lugar, se separa el maaser
shení, que es el 10 % de lo que queda del producto, y lo lleva a Yerushalayim
para ser comido allí. Esto se hace el primero, segundo, cuarto y quinto años
del ciclo agrícola de siete años, cf. Deuteronomio 14:22-26. En el tercero y
sexto años, en lugar del maaser shení se separa el maaser aní, el cual es
entregado a los pobres, Deuteronomio 14:28-29. En el séptimo año no se separan
los diezmos de la agricultura.[5]
Los obreros que obtenían sus ganancias en trabajos que no tenían que ver
con la agricultura, por ejemplo pescadores y mercaderes, diezmaban también en
el séptimo año.
En Mateo 23:23 está escrito:
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque pagáis el diezmo
de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más
peso de la torá: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las
cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas.”
En este caso el Mesías secundó la halajá de los fariseos que dice que hay
que diezmar también de las hortalizas y las verduras, no solamente de los siete
frutos de la tierra mencionados en la Torá, cf. Deuteronomio 8:8.
El diezmo ha sido constituido por Elohim como un principio para el hombre
desde la creación al igual que el Shabat. Adam tenía que labrar todos los
árboles del huerto, pero no podía comer de todos ellos. El árbol de la ciencia
del bien y del mal tenía que ser trabajado pero no comido. El principio del
diezmo es trabajar cierto tiempo sin poder aprovecharse de ello. El que trabaja
40 horas a la semana, está trabajando 4 horas para su diezmo sin poder “comer”
de esas horas. Con otras palabras, el diezmo corresponde al trabajo de 4 horas.
El obrero no podrá sacar beneficio propio de él. El mismo principio fue
establecido en el huerto del Edén. Adam tenía que trabajar el árbol de la
ciencia cierto tiempo sin sacar beneficio personal de él. De los otros árboles
podía sacar beneficio de su trabajo. Así que el principio del diezmo es algo
que fue establecido desde la creación y es parte de las normas originales para
el hombre.
En las Escrituras, el número 10 representa la totalidad. Por esta razón, el
que da el diezmo está reconociendo que no es dueño de sus bienes, sino sólo un
administrador de los bienes del Eterno. El que no da el diezmo no reconoce al
Dueño del Universo en su economía personal. De la misma manera sucede con el
shabat. El que no guarda el shabat, dado desde la creación, no reconoce al
Creador sobre su tiempo. El diezmo es un shabat en la economía. El principio
del diezmo no depende del servicio en el templo. El primer hombre, Adam, dio el
diezmo, ¡hasta el día en que comió de él! El que come del diezmo está
cometiendo el mismo pecado que Adam cuando comió del árbol prohibido. Avraham
dio el diezmo a Malki Tsedek que, según la tradición, fue su profesor de Torá.
Yaakov dio el diezmo cuando volvió de Padán Aram. Esto nos enseña que el factor
templo no decide si se va a dar el diezmo o no, solamente dónde se debe
entregar el diezmo.
Los levitas tienen la obligación de enseñar Torá al pueblo. Si una persona
ocupa el lugar de maestro de Torá, en cierto sentido está haciendo el trabajo
de un levita, y merece una recompensa económica por su labor, como está escrito
en 1 Timoteo 5:17-18:
“Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor,
principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. Porque la
Escritura dice: NO PONDRÁS BOZAL AL BUEY CUANDO TRILLA, y: El obrero es digno
de su salario.”
En Mateo 10:10b está escrito:
“el obrero es digno de su sostén.”
En 2 Corintios 11:8 está escrito:
“A otras congregaciones despojé, tomando salario de ellas para
serviros a vosotros”
Yeshúa HaMashíaj recibe el diezmo como Sumo Sacerdote según el orden de
Malki Tsedek, como está escrito en Hebreos 7:8:
“Aquí, ciertamente hombres mortales reciben el diezmo, pero allí, los
recibe uno de quien se da testimonio de que vive.”
De esa manera queda establecido que, a partir la resurrección de Yeshúa, el
diezmo puede ser entregado a los obreros que están sirviendo a tiempo completo
en el ministerio de Malki-Tsedek.
En 1 Corintios 9:1-14 está escrito:
“¿No soy libre? ¿No soy emisario? ¿No he visto a Yeshúa nuestro Señor? ¿No
sois vosotros mi obra en el Señor? Si para otros no soy emisario, por lo menos
para vosotros sí lo soy; pues vosotros sois el sello de mi ministerio en el
Señor. Mi defensa contra los que me examinan es ésta: ¿Acaso no tenemos derecho
a comer y beber? ¿Acaso no tenemos derecho a llevar con nosotros una esposa
creyente, así como los demás emisarios y los hermanos del Señor y Cefas? ¿O
acaso sólo Bernabé y yo no tenemos el derecho a no trabajar? ¿Quién ha servido
alguna vez como soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no
come de su fruto? ¿O quién cuida un rebaño y no bebe de la leche del rebaño?
¿Acaso digo esto según el juicio humano? ¿No dice también la Torá esto mismo? Pues
en la Torá de Moshé está escrito: NO PONDRÁS BOZAL AL BUEY CUANDO TRILLA.
¿Acaso le preocupan a Elohim los bueyes? ¿O lo dice especialmente por nosotros?
Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara debe arar con esperanza, y el
que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha. Si en
vosotros sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de vosotros cosechemos lo
material? Si otros tienen este derecho sobre vosotros, ¿no lo tenemos aún más
nosotros? Sin embargo, no hemos usado este derecho, sino que sufrimos todo para
no causar estorbo a las buenas nuevas del Mesías. ¿No sabéis que los que
desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que
regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte? Así también ordenó el
Señor que los que proclaman las buenas nuevas, vivan de las buenas nuevas.”
De la misma manera como los que servían en el templo comían de los diezmos,
las ofrendas y los sacrificios, los que están sirviendo con la predicación y la
enseñanza a tiempo completo en la congregación del Mesías, tienen el derecho de
vivir de los diezmos y de las ofrendas. Esto es lo justo. Sin embargo, si
desean, podrán negarse ese derecho, como fue el caso de los emisarios Shaúl y
Bernabé.
En Gálatas 6:6 está escrito:
“Y al que se le enseña la palabra, que comparta toda cosa buena con el que
le enseña.”
En Filipenses 4:17 está escrito:
“No es que busque la dádiva en sí, sino que busco fruto que aumente en
vuestra cuenta.”
El shaliaj Shaúl estaba más interesado en el beneficio de la dádiva en los
dadores que en la misma dadiva. Él se alegraba muchísimo por el dinero que le
habían dado, porque sabía que al cumplir ellos con esta mitsvá, iban a ser
grandemente bendecidos, como está escrito en el versículo 19:
“Y mi Elohim proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas
en gloria en el Mesías Yeshúa.”
Un líder tiene que estar más interesado en el beneficio del pueblo que en
el suyo propio.
En Números 18:21, 24 está escrito:
“Y he aquí que yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel
por heredad, a cambio de su ministerio en el cual sirven, el ministerio de la
tienda de reunión… Porque el diezmo de los hijos de Israel, el cual ofrecen
como ofrenda a HaShem, yo lo he dado a los levitas por heredad; por tanto, he
dicho en cuanto a ellos: "Entre los hijos de Israel no tendrán
heredad."”
El diezmo es dado al Eterno, y luego Él se lo da a los levitas. Así que,
ninguno puede decir que está dando el diezmo a los hombres, aunque en lo
práctico son los hombres los que reciben el diezmo, cf. Hebreos 7:5. El diezmo
es dado a cambio del ministerio levítico. Parte de ese ministerio es la
enseñanza de la Torá, como está escrito en Deuteronomio 17:9-11:
“y vendrás al sacerdote levita o al juez que oficie en aquellos días, e
inquirirás de ellos, y ellos te declararán el fallo del caso. Y harás conforme
a los términos de la sentencia que te declaren desde aquel lugar que HaShem
escoja; y cuidarás de observar todo lo que ellos te enseñen. Según los términos
de la ley que ellos te enseñen, y según la sentencia que te declaren, así
harás; no te apartarás a la derecha ni a la izquierda de la palabra que ellos
te declaren.”
En Deuteronomio 33:8-10 está escrito:
“Y de Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón santo, a quien
pusiste a prueba en Masá, con quien luchaste en las aguas de Merivá; el que
dijo de su padre y de su madre: "No los conozco"; y no reconoció a
sus hermanos, ni consideró a sus propios hijos, porque obedecieron tu palabra,
y guardaron tu pacto. Ellos enseñarán tus ordenanzas a Yaakov y tu Torá a
Israel. Pondrán incienso delante de ti, y ofrendas de ascención perfectos sobre
tu altar.”
En Malaquías 2:4-7 está escrito:
“Entonces sabréis que os he enviado este mandamiento para que mi pacto siga
con Leví--dice HaShem de los ejércitos. Mi pacto con él era de vida y paz, las
cuales le di para que me reverenciara; y él me reverenció, y estaba lleno de
temor ante mi nombre. La verdadera Torá estaba en su boca, y no se hallaba
iniquidad en sus labios; en paz y rectitud caminaba conmigo, y apartaba a
muchos de la iniquidad. Pues los labios del sacerdote deben guardar la
sabiduría, y los hombres deben buscar la Torá de su boca, porque él es el
mensajero de HaShem de los ejércitos.”
Como parte del ministerio sacerdotal y levítico consiste en enseñar la Torá
es justo dar el diezmo a las instituciones donde se enseña la Torá para que sea
entregado a los maestros de las Escrituras.
18:29 “De todos los dones que recibís presentaréis toda porción
separada (terumá) a HaShem, de lo mejor de ellas, la parte
consagrada de ellas.” – Según Rashí, esto significa que el levita tiene que dar
primero una porción separada al sacerdote de lo que ha recibido del pueblo, en
hebreo “trumá guedolá”, que corresponde más o menos a una cincuentava parte del
total. Luego entrega el diezmo al sacerdote, la terumat maaser.
En Proverbios 3:9-10 está escrito:
“Honra a HaShem con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos;
entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de
mosto.”
El que da el diezmo está honrando al Eterno. El que no da el diezmo lo
ignora y lo deshonra.
En Malaquías 3:8-12 está escrito:
“¿Robará el hombre a Elohim? Pues vosotros me estáis robando. Pero decís: "¿En
qué te hemos robado?" En los diezmos y en las ofrendas. Con maldición
estáis malditos, porque vosotros, la nación entera, me estáis robando. Traed
todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a
prueba en esto --dice HaShem de los ejércitos-- si no os abriré las ventanas
del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde. Por
vosotros reprenderé al devorador, para que no os destruya los frutos del suelo;
ni vuestra vid en el campo será estéril --dice HaShem de los ejércitos. Y todas
las naciones os llamarán dichosos, porque seréis una tierra de delicias --dice
HaShem de los ejércitos.”
HaShem bendice grandemente al que da el diezmo. El cielo estará siempre
abierto sobre la economía del que diezma. Así la siembra de sus ofrendas, que
son dadas además del diezmo, puede dar mucho fruto. El diezmo no es lo mismo
que las ofrendas. El diezmo es obligatorio, las ofrendas son voluntarias. El
que no da el diezmo es un ladrón y si hay ladrones en nuestras comunidades
recibiremos maldición. El que diezma mantiene el cielo abierto. El que ofrenda
después de haber dado el diezmo segará gran bendición, si siembra en buena
tierra.
En esta parashá están los mandamientos número 388 – 396 de los 613:
Parashá 38 Kóraj
Números 16:1 – 18:32
Por Dr. S. K. Blad
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PORCIÓN DIARIA DE MANÁ
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