Alrededor de 10.000 personas en la noche del viernes y una cifra récord de público prevista para este sábado por la noche. El espectáculo del mar se ha convertido en atracción turística en el Mont Saint Michel, una recoleta localidad medieval francesa que se levanta sobre un promontorio y que es o no accesible por tierra según las mareas, ya que, cuando éstas suben, la transforman en una isla.
"Por lo general aquí las mareas son mucho más impresionante. No hay agua en la calle, lo que es en parte decepcionante. Pero siempre será bueno para los negocios en Saint-Malo", asegura, decepcionado, uno de los miles de visitantes.
"Nos encanta Bretaña. Ésta es la tercera vez que venimos, hemos encontrado una excusa para volver", declara la pareja italiana Francesca y Gianni, que han hecho 1.400 kilometros para pasar una semana de vacaciones en la región.
En la acera y en la calzada, pertrechados con botas y gorros, una multitud se ha concentrado durante todo el fin de semana para ver de cerca la denominada 'marea del siglo'. Hace unos 2.000 años, los caldeos observaron un fenómeno muy curioso. Se percataron de que cada 223 lunaciones completas -el período que transcurre entre dos fases iguales de la Luna- la Tierra, el Sol y la Luna se alineaban, guardando entre ellos la distancia mínima posible. Esas 223 lunaciones completas equivalen a 18 años y 11 días y es el ciclo que durante siglos se ha utilizado para predecir los eclipses.
Pero no sólo los eclipses se registran con esa periodicidad. Siempre, con esa misma regularidad de 18 años y 11 días, se produce otro fenómeno absolutamente extraordinario: una marea excepcionalmente elevada. Tan bestialmente alta que, para destacar su singularidad y su desmesura, se le conoce como marea del siglo.
Los cálculos de los caldeos tendrán ocasión de demostrar su precisión en las próximas horas, cuando el Sol, la Luna y la Tierra se coloquen perfectamente en línea, y el reloj celestial nos regale el fenómeno prodigioso de un eclipse de sol. Y esa rara conjunción astral será también en gran medida responsable de que, pocas horas después, se registre también otro espectáculo increíble: una marea del siglo, que según las previsiones, será visible desde el viernes y hasta el lunes, pero que alcanzará su punto culminante este sábado. En Europa, se dejará sentir sobre todo en la costa de la región francesa de la baja Normandía y, más concretamente, en la bahía de Saint Michel.
Justo allí, en cuestión de tan sólo unas horas el nivel del mar subirá a un ritmo vertiginoso: a una velocidad de 3,60 metros a la hora, unos 90 centímetros cada 15 minutos. La marea se elevará tan meteóricamente que, en tan sólo seis horas, el nivel entre la pleamar y la bajamar, la marea alta y la marea baja, alcanzará los 14,50 metros de altura, el equivalente a un edificio de cuatro plantas.
En algunos lugares, en esas sólo seis horas, el paisaje cambiará completamente. Es el caso de Mont Saint Michel. En Venecia, se estima que habrá un aqua alta de 75 centímetros. La reducción máxima tendrá en la Bahía de Fundy (Canadá), donde se espera que alcance hasta 16 metros. El fenómeno también es muy visible en la costa este de Tierra del Fuego, en la costa norte de Australia y en elcanal de Bristol, en Reino Unido, donde superará los 14 metros.
El Servicio Hidrográfico Nacional francés, conocido por las siglas Shom, hace ya semanas que pide precaución a los miles de turistas que se espera que inunden la zona de la bahía de Saint Michel para contemplar el prodigio de la naturaleza: "El mar subirá más rápido que la velocidad a la que una persona puede correr", advierten.
La de hoy será la primera marea del siglo del nuevo milenio. La última ocurrió el 10 de marzo de 1997, y para contemplar la siguiente habrá que esperar hasta el 3 de marzo de 2033. Aunque muchos expertos pronostican que la próxima no será tan apabullante como la de este año, y que para volver a ver un fenómeno similar habrá que esperar al 14 de marzo de 2051.
La de este sábado se da por sentado que rozará el nivel máximo que puede alcanzar una marea. Para calcular la magnitud de una marea, se utiliza una escala que va del 20 al 120. Pues bien: la marea del siglo que se registrará mañana sábado alcanzará en la bahía de Saint Michel los 119 puntos, un nivel realmente excepcional. Para que se hagan una idea, la magnitud media de una marea viva (como se llama a las mareas que se producen cuando el Sol, la Luna y la Tierra están alineados) suele rondar los 95 puntos.
Para que haya una marea del siglo, se deben de producir, lo más próximos posibles en el tiempo, cuatro fenómenos: por un lado, tiene que haber luna nueva o luna llena, ya que las mareas más elevadas se registran entre 36 y 48 horas después de la luna nueva o llena. También es necesario tener un equinoccio, es decir, que la noche y el día tengan exactamente la misma duración.
Además, es necesario que la luna se encuentre en su órbita alrededor de la Tierra lo más cerca posible de ésta, condición que también se da. Y, por último, la cuarta condición es que también el Sol esté lo más próximo posible a la Tierra. "Y esa condición, conocida como perigeo solar, se registró el pasado 4 de enero, es decir, hace relativamente poco", nos señala el astrónomo Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional.
El espectáculo de la marea del siglo será especialmente impresionante en la zona de la baja Normandía, a causa de la península de Cotentin, situada entre el estuario del río Vire.
En teoría, y si se toman ciertas precauciones, la marea del siglo no debería de entrañar grandes peligros. Aún así, las autoridades francesas se toman este fenómeno en serio, sobre todo a causa de la enorme erosión que en los últimos años ha experimentado la costa del país. Un estudio revelaba recientemente que, en algunas partes, el mar le ha ganado sólo este invierno 10 metros a la tierra. El ejemplo más emblemático es el hotel Le Signal, en Soulac-sur-Mer, en la región de Aquitania: hace 45 años estaba a 200 metros de la costa. Ahora, a sólo 16,50.
Varias localidades de la zona de la bahía de Saint Michel, de hecho, llevan semanas haciendo acopio de sacos de arena para tratar de crear barreras que pongan freno al mar. En la isla de Oleron, en el departamento de Charente Marítimo, han levantado por ejemplo una barrera de 700 metros de longitud.
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